
Por el contrario el mito del que ahora hablaremos parece más originado en la propia tierra peninsular, una historia que aunque contada de múltiples formas, revive las penurias sufridas por un bebé repudiado por su abuelo (en otras leyendas se dice que su madre) para conseguir sobrevivir y que años más tarde consigue recuperar el trono que por derecho le correspondía.
Mucha más leyenda que realidad, mucho más mito que logos, pero dejemos que el corazón nos lleve a donde la razón nunca nos transportaría.
“ Gárgoris fue el rey de Tartesos que enseñó a su pueblo a aprovechar la miel y descubrió la apicultura. Vivió feliz con sus súbditos hasta la edad de 100 años. Durante su reinado ocurrieron los hechos fantásticos que se relatan a continuación.
Un buen día, el rey, se percató de lo hermosa que era una de sus hijas y, como los reyes mitológicos eran un poco locos e inconscientes, tuvo relaciones incestuosas con ella. Su hija, como era de esperar, quedó embarazada y el nacimiento de ese niño, hijo-nieto del rey, puso al descubierto la malvada acción del rey que para disimular decretó la muerte del bebe. Primero, el niño, fue abandonado en el monte para servir de pasto a las fieras, pero éstas le amamantaron y ofrecieron cariño.

Cuando se hizo mayor, en venganza, se convirtió en un bandido pero un bandido bueno y noble que robaba a los ricos y protegía a los necesitados. Víctima de una trampa, es apresado y conducido a la presencia del rey. Al ver sus marcas de nacimiento, el rey lo reconoció, le pidió perdón y le devolvió su verdadero nombre, Habidis. Admirado por los peligros que había sufrido y de los que había salido ileso, le prestó toda clase de miramientos y atenciones, nombrándole único sucesor.
Habidis
Fue un monarca sabio, generoso, prudente y grande que dio buenas leyes a su pueblo.”